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lunes, 10 de junio de 2019

De copas y revoluciones

El 6 de febrero de 2011 escribía esta entrada sobre Copas menstruales, y casi 8 años después comenzaba a usarlas en personas.
He dado vueltas con el tema de la copa ¡tantas vueltas! Muchas veces averigüé, pregunté y junte testimonios de personas que la usaban. También lo hablé con mi entorno, y el entorno pesa porque siempre me tiraban abajo, me decían "eso es un asco", y tuve que tardar todos esos años para decidirme.
Aquí les cuento mi experiencia, mi percepción sobre las cosas que se comentan en internet, las dudas que me fueron apareciendo y al final una anécdota para que se maten de risa.
Actualmente  hace 7 ciclos que uso la copa, y cada vez me pongo mas canchera, pero hay cosas que aun no domino del todo. Ya me he ido de campamento con la copa, ya he estado de viaje, aunque aún no me metí en una pileta, esa experiencia se las debo.
Lo primero que sentí es que es cierto eso de la percepción del propio cuerpo cuando estás menstruando y percibimos la menstruación como algo sucio. Eso cambió con la copa radicalmente. Ya no me siento sucia, ni siento sucia mi menstruación. Porque la sangre de la copa no tiene nada de olor al sacarla y vaciarla, es realmente inodora. Y me voy a poner muy gráfica (disculpas a las personas sensibles): eso de tener la sangre en la toallita pudriéndose y rozando la piel y los pelos en un pañal enorme, es realmente asqueroso. Ya no creo que pueda volver a eso. Es realmente repugnante.
Aunque las primeras veces me daba un poco de asco mis manos en contacto con la sangre y los fluidos, eso cambió al dejar de sentir el olor de las toallitas o tampones y al dejar de percibir mi menstruación como un desecho tóxico o patológico. 

Muchas mujeres refieren que comenzaron a sentir que les venía menos, o menos días, o que la sensación es de que la pérdida no es tan grande como la veían en la toalla. A mí eso no me pasó, de pronto tomé dimensión de la cantidad enorme de sangre que estaba perdiendo y fui a la ginecóloga y le dije "este volumen no es normal". Gracias a eso me descubrieron un pólipo y me lo sacaron. Aunque el volumen continúa siendo mucho.
La experiencia total es grata. Me siento mucho mas limpia y sin olor. Claro que no voy a vender que es todo fantástico, porque la realidad es que a veces no logro que la copa se abra, o que me doy cuenta que está perdiendo, y estoy un buen rato poniéndola hasta que por alguna razón pego donde y como tengo que ponerla.
Y ahora va la anécdota graciosa.
Resulta que uso la copa para hacer deporte, inclusive yoga y abdominales, piernas. Nunca tuve problemas con eso. Sin embargo, un día iba en colectivo con las nenas, y al momento de bajar, frenó de una manera que me hizo hacer una fuerza rara, con tan mala suerte que comencé a sentir que la copa la salía y todavìa me quedaban ocho cuadras por delante para llegar a casa. Busquè desesperada un bar en el que me dejaran pasar al baño para tratar de arreglar un poco esa situación.
Imagínense caminando la cuadra mas larga de mi vida. Y como estaba con vestido y riesgo era que la copa se cayera justo en medio de la avenida, y rodara frente a los ojos estupefactos de todo el mundo. Un espanto. Mientras las nenas complotaban para ir a la librería, ni me acuerdo qué querían que les compre. Y yo, nada "caminen recto por favor", les pedía y traspiraba la gota gorda.
Por suerte, caminando como pato, apretando todo lo que podría una persona apretar poniendo cara de póker, llegué al bar y me dejaron pasar. Ahí pude arreglar todo sin problemas.
 Ahora trato de usarla con algún short si uso vestido, pero en general va bien.
Y al fin de cuentas, esto es también por el medio ambiente. Ya llevo 6 meses sin comprar apósitos, y sin producir esa basura inmunda y contaminante. En el baño del trabajo tienen tachos especiales para tirar las toallitas, y al fin de cuentas, no contribuir a esa mugre me hace sentir muy bien
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