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viernes, 29 de octubre de 2010

Mamá trabaja

Quisiera aclarar que el otro día terminé la entrada diciendo que deseaba que pronto les suceda todo eso, como si fuera algo malo y no quisiera que se interpretara así, ya que la maternidad me ha dado tanto que no quisiera ser injusta con eso. Simplemente quisiera que la gente hablara con conocimiento de causa.
Me acordé de mi experiencia de volver al trabajo con mi bebé muy chiquita, y en mi cabeza lo mas importante para mi era
continuar con la lactancia. Me encerraba en el baño y me sacaba leche, y ahora en un tiempo tendría la oportunidad de un lactario. Quizá fui una loca, pero pensando en mis fortalezas pienso de mi “¡Qué mina con fuerza de voluntad!”. Porque no creo que el lactario ni toda las charlas del mundo sirvan demasiado. Para continuar con lactancia exclusiva y trabajo hace falta una fuerza de voluntad de la hostia….
Hoy en día ser mamá y trabajar es un desafío al que hacemos frente muchas mujeres, cada vez más. Y es un desafío al que no muchas se animan. En general todas optan por una cosa o la otra, resignan formar una familia o temen crecer mucho profesionalmente.

Que diferente pienso ahora con respecto a eso ahora que soy mamá. Antes para mi los chicos necesitaban independencia, y si... un poco está bien tampoco soy partidaria del pegote extremo y la asfixia... nunca lo fui. Pero cuando los bebés son chiquitos necesitan a mamá mucho.
Lamentablemente nuestras madres tenían de 20 a 30 años (la mía fue una excepción, tenía 17 pero hablo de la mayoría), y ahora somos madres a los 30-40 años, y muchas se encuentran a los 37-40 años haciendo tratamientos o descubriendo que ya no pueden tener. Posponemos mucho algo, que definitivamente es lo mejor de nuestras vidas, por variadas razones. Una de ellas es el trabajo que exige mucha preparación y luego tiempo. Me viene a la mente esa película Argentina – Esañola (que os recomiendo) “El método” En el que una de las protagonistas es claramente quebrada ante la posibilidad de obtener un puesto gerencial y tener un hijo. De hecho el candidato masculino la quiebra por ese lado, y gana el puesto cuando le habla sobre la maternidad. La otra protagonista también muestra este lado, pero ya no puede tener hijos y al parecer tampoco "sirve" mas para la sociedad por eso. La mas joven pareciera tenerlo todo, aún puede gustarle a los hombres, tener hijos (se postula como la madre de la humanidad) y la mas grande no puede mantener su valor: la experiencia. Y creanme que experiencia es algo invaluable a la hora de ser madre, podría pelear su lugar ante los hombres tranquilamente diciendo "yo he criado un hijo soy mujer, y puedo ser mas útil que este hombre". En vez de eso se quiebra y avandona la posibilidad de reinvindicar su invaluable lugar de mujer experimentada. Vale mas un hombre que cuenta cuentos a la hora de dormir... Y luego me vienen a decir que el lugar de las madres en esta sociedad está sobrevalorado....


Creo que los comentarios del otro día (ahora procesando un poco mejor las cosas), fueron impulsados un poco por celos, otro poco ¿Envidia? Porque verdaderamente que nos de 50 pesos por guardería no es un aumento de sueldo preferencial porque nuestro lugar en la sociedad esté sobrevalorado(y menos cuando en dos años de trabajo el jardín aumentó de 700 a 1000 pesos) ni que nos den un lugar para sacarnos leche y una heladera exclusiva para guardarla, que en primera instancia cuidaría la salud de nuestros bebés, es algo que nos beneficie tanto...

El lugar de madres tendría que ser mas valorizado por todos. Como bien dijo Paco refiriendose a que en España tienen un índice de Natalidad 0. Eso es terrible, produciría una sociedad que embejece y muere.

jueves, 28 de octubre de 2010

Lactancia y trabajo ¡Se puede!

Yo logré la lactancia exclusiva hasta los siete meses, trabajando de lunes a viernes 8 horas por día, esta fue mi experiencia, espero que te sirva:
Comencé a trabajar cuando mi bebé tenía dos meses en un trabajo nuevo. Cuando mi beba tenía un mes me enteré que podría surgir esta oportunidad y comenzó toda la organización (niñera o guardería, y la teta) y entonces me di cuenta que por nada del mundo quería dejar de darle la teta, que era algo que me enorgullecía como madre y además sabía que era lo mejor para su salud.
Antes de empezar me sacaba toda la leche que podía y la guardaba en el freezer. Me compré sacaleches “Chico” manual, sin ninguna pila, salían 60 pesos Argentinos en el 2008.
Cuando todavía no había empezado, después de que la gorda tomaba, me sacaba de los dos lados aprox 40 ml. Eso dura en el freezer 3-6 meses. Yo las puse todas adentro de un taper grande, bien lavado, para que no esté en contacto con el resto de la comida. Me compré unas bolsitas que venden en farmacias o pañaleras que son para eso. Si me cortaban la luz… le hacía un juicio, o les ponía una bomba como mínimo!!! Jajaja. Les indicaba la “fecha de elaboración” y cuantos mililitros tenía en la bolsa. Eso último es para tener idea de cuantas bolsas hay que descongelar. Si bien la leche dura en el freezer todo ese tiempo, hay especialistas que dicen que no hay que dejarla más de 3 meses, porque las propiedades de la leche que una produce va cambiando a medida que el bebé crece.



Cuando se le va a dar al bebé, se saca un ratito antes y se descongela en un baño de agua tibia. JAMÁS hay que descongelarlo en el microondas, porque la leche materna pierde sus propiedades, tampoco hay que descongelarlo en el fuego. No aconsejo probarla, es vomitiva, pero el bebé la toma lo más bien. Uno pensaría que está mala, porque no tiene el aspecto de la leche de vaca, pero está buena.
A los pocos minutos de sacarla la leche se comienza a separar en dos fracciones: Un líquido transparente, y uno blanco abajo, pero eso no significa que se haya cortado, solo hay que reconstituirla sacudiéndola un poco para que las dos partes se vuelvan a juntar.
En la heladera dicen que la leche dura una semana, yo me animé a dejarla hasta dos días. Y si era para guardar la congelaba lo antes posible.
Cuando empecé a trabajar tenía una reserva considerable, pero no alcanzaba para llegar a los seis meses, así que me seguí sacando. Llevaba al trabajo el sacaleche, si no lo hacía así, me moría del dolor, o se me formaban pelotitas o se me escapaba leche (un espanto, jejeje).
Arreglé los horarios para llegar a la casa y darle la teta yo (era una mamadera menos para dejarle), también le daba antes de irme. La beba se acostumbró mas o menos a estos horarios y yo tenía que dejarle solo dos mamaderas. Si estaba en casa, le daba yo sí o si, para que estimular la producción. También hubo un momento que no alcanzó, y me empecé a sacar los fines de semana, y antes de irme al trabajo y cuando llegaba…

En nuestros casos es complicado cuando tenés que cortar con el laburo e ir corriendo al baño, esterilizar todo, sacarse leche a la velocidad de la luz...
Es muy difícil amamantar y trabajar.
Cuanto mas veces te saqués, mas leche vas a tener, porque vas a estimular mas las glándulas, es matemático. Sé que no es sencillo dejar el trabajo varias veces.

Y así llegué a la lactancia exclusiva hasta los seis meses, la bebé creció súper bien, siempre estaba mas que bien de peso (según la tablita de la pediatra) y el desarrollo también fue muy bueno. Esto lo digo porque siempre dicen que la leche mantiene las propiedades, pero no sé si hay tantas experiencias como la mía que digan EN LA PRÁCTICA que el bebé crece bien tomando leche materna congelada.

Cómo saber cuanto toma el bebé? Depende de la edad y de cada bebé (de su peso) mejor preguntar a la pediatra, o probar cuanto toma. Hay una tablita a la que mi bebé jamás se ajustó (siempre tomó mucho más) son 15-20 ml por kilo.
Los pros: La primera vez en su vida que se enfermó fue a los ocho meses, y tuvo todos los pros que hoy por hoy se conocen de la lactancia materna.
Los contras: YO AGOTADA! Es muy trabajoso.
Yo sé que lo llevé al extremo, como fanática de la lactancia materna, es que me daba mucha alegría eso de darle la teta a la beba… Pero sin llevarla a este extremo, espero que estos consejos te sirvan por si algún día querés salir y dejar al bebé con alguien, o simplemente continuar lo mas posible la lactancia.
Me sacab la leche en el baño de la empresa, acá hay varios baños, y están extremadamente limpios y se nota. Antes de hacerlo me lavaba bien las manos, y aunque el baño estaba limpio no apoyaba nada en ningún lado.
El sacaleche lo esterilizaba con agua hirviendo, como una mamadera, y después lo llevaba al trabajo en una bolsa hermética. Después dejaba la leche bien cerrada en la heladera de la empresa. En verano trasportaba la leche desde el trabajo en una bolsa térmica con gel refrigerante. Es como los que te dan en la farmacia con los medicamentos que necesitan frío, solo tenés que tener cuidado que no se vuelque. Supuestamente la leche dura a temperatura ambiente, pero los calores que hacen no son justamente "temperatura ambiente". Por eso te aconsejo que tomes esta precaución.
Les dejo una opinión del libro “Mi hijo no me come” del Dr. Carlos Gonzalez sobre la vuelta al trabajo. Esta parte del libro quería compratirla con ustedes porque me parece bastante interesante.
Cuando mamá trabaja fuera de casa
“Estoy preocupada porque mi hijo de tres meses no coge el biberón con ninguna clase de tetina y leche; el pediatra me ha dicho que deje de darle el pecho para que así se acostumbre al biberón, pero se ha estado tres días sin comer por no quererlo coger. He vuelto a darle el pecho pero ya no es suficiente porque se queda con hambre. ¿Qué puedo hacer para que coja el biberón? Pues yo dentro de poco empiezo a trabajar, y he de dejar de darle el pecho.”
Esta madre es víctima de dos errores frecuentes en relación con la vuelta al trabajo. El primer error es pensar que hay que destetar antes de ir a trabajar. No es necesario. En el peor de los casos, podría pasarse a la lactancia mixta: dar el pecho antes y después del trabajo, y quien cuide a su hijo puede darle otra leche cuando la madre esté ausente. Todos los niños (y todas las madres) lo pasan mal cuando se han de separar por la vuelta al trabajo, y la lactancia puede ser una excelente manera de compensar la separación y recuperar el tiempo perdido. Muchas madres encuentran soluciones bastante más satisfactorias que introducir la leche artificial: llevarse al niño al trabajo, partir la jornada, hacer que alguien lleve al niño a un parque cercano al trabajo a la hora del bocadillo, sacarse leche y dejarla en la nevera... o, más fácil todavía, si su hijo tiene ya edad suficiente para tomar papillas, que le den papilla mientras usted no está (ésta es una excepción a la regla general de dar el pecho antes de cada papilla).
Cuando usted se va a trabajar (o a comprar el pan), su hijo no sabe dónde está ni cuánto tardará en volver. Se asustará tanto, y llorará tanto, como si usted se hubiera ido para siempre. Faltan muchos años para que su hijo comprenda que «mamá volverá en seguida» y, por tanto, acepte las separaciones sin llorar. Cuando usted vuelve, le abraza, le da el pecho, su hijo piensa: «¡Uf, menos mal, otra falsa alarma!». Pero si se hace coincidir el comienzo del trabajo con un destete brusco, si al volver a casa su hijo pide pecho pero usted se lo niega, ¿qué pensará? «Claro, me abandona porque ya no me quiere.» Es un pésimo momento para destetar.
El segundo error es creer que, si le van a dar biberón (o papilla, para el caso) a su hijo cuando usted empieza a trabajar, tiene que acostumbrarlo primero. Si consigue que se acostumbre, lo único que ha logrado es avanzar el problema: podría haber conseguido cuatro meses de lactancia materna exclusiva, y se ha quedado en tres meses. Pero lo relevante es que, normalmente, como en el caso que nos ocupa, la criatura no se acostumbra. Incluso cuando las madres se sacan leche y les intentan dar un biberón de leche materna, muchos bebés se niegan.
Y es que los niños no son tontos. Si mamá no está y viene la abuela con un biberón (o mejor con un vaso, para evitar problemas con la succión), pueden pasar dos cosas. Una, si no tiene mucha hambre, que no tome nada y lo compense mamando más cuando vuelva mamá. Muchos bebés pasan casi todo el rato durmiendo mientras su madre no está, y luego se pasan la noche mamando. Es bastante soportable cuando madre e hijo duermen en la misma cama, y muchas madres lo consideran una forma muy satisfactoria de mantener el contacto con sus hijos a pesar del trabajo fuera de casa. La otra posibilidad, si el bebé tiene más hambre (y sobre todo, si la leche es materna), es que se la tome y ya está. En su interior, debe de pensar: «Vaya, mamá no está, habrá que conformarse con esto».
Pero cuando mamá está y el bebé puede ver y oler el pecho, ¿cómo va a aceptar un vaso de leche o un biberón? Debe de pensar: «¡Mamá se ha vuelto loca, tiene la teta a mano y me da esta porquería!». «¡Si no hay teta, nos vamos!» (¡Qué pundonor el de este niño!)


martes, 26 de octubre de 2010

No me quiero pelear pero como estoy indignada, escribo

Ahhhhhhh!!! Estoy indignada. Les resumo en mi trabajo anunciaron la apertura de un lactario para favorecer la lactancia materna, cosa que como fan número uno de la lactancia me parece bárbaro, pero mis compañeras no pensaron lo mismo, y después de decir varias cosas como “siempre los beneficios son para las madres, y para las que no tenemos hijos??” una saltó y dijo “el roll de madre en esta sociedad está sobrevalorado” y a eso siguieron otros comentarios como yo tengo un hijo perro, yo un hijo rana… bueh
Naaaa dije, ya no puedo soportar tanta idiotez mental.
Ahora entiendo quizá porque a veces me siento zapo de otro pozo en este lugar.
Poniendo paños fríos (ya que comparto muchas horas con esta gente) trataré de pensar de que estos comentarios vienen de gente que EVIDENTEMENTE no tiene hijos. Ellos no han pasado por tener que dejarlos en un jardín 9 horas y que te tiren los bracitos antes de que te vayas, o que lloren rogándote que te quedes cuando están con 39°, ni tampoco han ido a trabajar durmiendo tres horas después de que sus hijos tosieran toda la noche.
Deseándoles que todo esto les ocurra y muy pronto, para que hablen al menos con conocimiento, me despido ;-)

jueves, 14 de octubre de 2010

Día complicado

Hoy es un día de terror. Ya a la mañana me desperté siete y diez, demasiado tarde para todo. Corrí de la tranquilidad y calor de la cama, y casi sin desayunar salí a la calle.
El cole tardó un poco, pero el tema fue cuando llegué a Malabia y Corrientes. Todo parecía tan agitado como cada mañana, no más…. hasta que una mujer se tiró sobre un 71 y como loca comenzó a golpear desesperadamente la puerta. Temí que el vidrio se rompiera y se le cayeran los cristales.
Mi asociación libre de esa situación fue automática: El subte no anda, pensé.

Acto seguido encontré otros indicios de mi teoría: las filas de personas de media cuadra, los automivilistas desesperados (bahhhh eso es siempre!).
Varias cosas pueden sacar de quicio a un porteño que trabaja, y una de ellas, quizá la peor de todas es el no funcionamiento del subte. No hay porteño sin pesadillas con Segobia.
Por las dudas me acerqué al subte para comprobar como una tonta desinformada la reja puesta, la adrenalina, a correr!!
Y ya levantándose tarde, mas el paro de subte, llegué a mi trabajo con todas las listas de interminables tareas pendientes y esperándome. Con la presión de dejar todo arreglado para unas muy mini vacaciones que voy a tomarme y que necesito con suma urgencia.
Estoy bastante cansada, y aún me queda la vuelta a casa, llena de autos, llena de gente tan histérica y agotada como yo. Y el fin de semana… una zanahoria que se ata delante de un burro para que camine.



Noticia de último momento Levantaron el paro!!!!!
Si! Una buena!

martes, 12 de octubre de 2010

Tiempo de espera


Faltaba tan poquito como ahora para tu tercer cumpleaños. Y a diferencia de aquel momento, yo no sabía cuando iba a pasar. Entonces armé tu cunita y la dejé ahí esperando en esa esquina de nuestro cuarto.
Vos, mi reina hermosa ya ibas a llegar.
Por un segundo cerré los ojos y me hice a la idea de saltarme en el tiempo una semana, o quizá dos… Ya ibas a estar. Hubiese dado todo por tenerte un segundo en mis brazos, robarle un segundo al tiempo de la maternidad. Todo para ver tu carita y darte un beso.
Y el embarazo es así, primero una espera toda la vida hasta estar embarazada (porque te esperé toda mi vida, amor). Después esperás hasta la primera ecografía. Esperas que pase lo riesgoso, esperás cada consulta con el obstetra, el primer atisbo de panza, mientras te regocijas con cada cambio del cuerpo y te estremecés ante el avismo de la incertidumbre ¿Qué será la maternidad?
Si hay algo que aprendí mientras crecías adentro de mi, fue a esperarte.
Esta foto es de cuando estabas en mi pancita.
¿Te acordás de tu cuna?

domingo, 10 de octubre de 2010

Musica de alto vuelo

El ex batero de Los Piojos Sebastian Roger Cardero, su hermano Fernando (en bajo) y Guille en guitarra. El Vuelo de La Grulla. Les dejo un video inedito, un orgullo tener este material.
Espero que se escuche bien. Mas adelante si tengo permiso de subir otros que tengo lo hare... (vaaaaaaamos denme permisoooooo).
Les dejo tambien la pagina www.elvuelodelagrulla.com.ar

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Sutiles? Diferencias ¡Detesto las comparaciones!

Si, definitivamente eran celos, por eso nos peleamos casi a muerte con mi prima cuando tenía 14 años. No me acuerdo la discusión tonta que tuvimos, pero el distanciamiento fue inmediato y duró mas de tres años.
Para un adulto tres años no es mucho, pero para un niño o un adolescente es un montón de tiempo, y en tres años uno se transforma. La relación comenzó a ser de hola y chau, y si te morís en el chau mejor…
Tan grave no había sido la discusión, pero en mi actitud de enojo reconocí a una “yo” que podía enojarse mucho y enterrar en vida a alguien… No sabía que podía ser así.
Ese verano había sido muy complicado para mí. Mamá había tenido una enfermedad complicadísima hoy pienso que puede haber sido “Hepatitis autoinmune”, el sistema inmune no reconoce sus propias células y comienza a destruirlas… pero de eso voy a hablar otro día, porque es una historia muy larga.
Como ella estuvo grave viajamos a Bariloche para que la familia la cuide en la recuperación. Esos meses me acerqué muchísimo a mi prima, estábamos todo el día juntas como nunca antes en la vida habíamos tenido oportunidad viviendo tan lejos. En ese tiempo la relación entre nosotras creció, pero el afuera la familia ayudó un poco a que todo se viniera abajo.
Recuerdo ver a mi prima con un halo de perfección y luminosidad. Al lado de ella yo me sentía “la niña imperfecta y desastrosa”, y jamás en la infancia lo puse en duda, ni siquiera me puse a pensar porque yo sentía eso. Sabía que a ella la querían mil veces más que a mí, y que si tendrían que elegir a una de las dos la elegirían a ella ya que definitivamente era mejor que yo.
Mas tarde la llamé irónicamente “La niña modelo”, cuando ya pude procesar toda la boludez que los adultos nos habían inculcado. Un niño se cree todo lo que le dicen, y muchas veces en su afán “de educarlos” muchos adultos (léase padres, tíos, abuelos) no miden sus palabras y lo hirientes que pueden ser. Tienden a creer equivocadamente que los chicos se olvidan, crecen o sinceramente algunos deben pensar que los niños no tienen sentimientos.
Recuerdo de miles de palabras, que en verdad no vienen al caso, solo me quedó después de muchos años, el saber que mi pobre prima no era esa persona que yo había demonizado y llenado de broncas, el saber que su imagen y la mía eran solo una construcción de los adultos. Seguramente la hubiésemos pasado tan bien en nuestra adolescencia o quizá no, pero al menos hubiésemos tenido la oportunidad.
De todo hay que sacar lo mejor, y que saco yo de esto? Que hay que tener mucho cuidado con las palabras que usamos para “educar a nuestros hijos”, estar seguros que no van a dañar su autoestima ni sus relaciones con sus primos y hermanos. Tengamos cuidado de no decirles “mirá tu hermano es mas chiquito y se está portando mejor que vos…” o “mirá como camina ese nene, y vos no…” “mirá como se comió toda la comida y vos no”, etc, etc, etc. Porque nosotras sabemos que ese nene hace cinco minutos quizá no estaba caminando, o estaba haciendo un berrinche de aquellos, y en el fondo que le estamos diciendo a los chicos? “Él es mejor que vos”.
Hace poco sucedió que escuché a una madre decirle a su hija que nadie la iba a querer si se portaba así, ni siquiera su prima que se estaba portando mejor que ella siendo bebita. Yo me pregunte (luego de tragar saliva), cual era el verdadero objetivo de todas esas palabras…
Qué se portara bien…
Que odiara a su prima,
O qué se odiara a si misma…
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