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sábado, 18 de marzo de 2023

La relación con la escritura sin censuras

Este  texto es parte del taller de escritura que estoy haciendo con Kari Wain, en un intento por retomar el hábito de la escritura creativa.

Paso muchas horas escribiendo, sobre todo en inglés. Creo que es normal ahora que escribimos mucho para comunicarnos, pero todo lo que escribo durante el día tiene un fin meramente comunicativo con otras personas. La escritura es una herramienta comunicativa y organizativa, pero empecé pensando en este taller para destrabar la parte creativa.

Mi mayor deseo respecto a la escritura es poder plasmar esas historias y textos que a veces se me ocurren, y que luego quedan en la nada flotando pequeños fragmentos o frases en mi cabeza. De alguna forma sé que podría ser bueno para otros y para mi.

Sin embargo, cuando me siento a escribir me pasa que tengo un primer momento de creatividad en el que siento y creo que lo que estoy escribiendo es genial y vale la pena. Luego eso cambia radicalmente y pienso que lo que estoy escribiendo es la peor basura y que, no solo no le va a interesar a nadie, sino que tampoco me interesa continuar escribiéndolo. Sin términos medios, paso de entregar la idea, y ver un diamante, en los primeros momentos, para luego ver una roca medio común y sin gracia ni ningún interés particular para nadie, ni para mí. Me deja de entusiasmar la idea.

Para escribir necesito tiempo. Y en esto mismo que escribí ya veo el problema que vengo teniendo. No es solo tiempo de quince minutos de hacerlo, de una hora o lo que lleve. Es ese tiempo de retomar un escrito, de dejarlo unos días inconcluso para pensarlo nuevamente y leerlo nuevamente y modificarlo. Es tiempo mental que no le estoy dando a las cosas, ya que cuando debería terminar de elaborar la idea ya pasé a la etapa de roca. Y a las rocas no les doy segundas oportunidades.

También le tengo miedo a las correcciones. Creo que la primer idea era realmente un diamante y temo que las posteriores correcciones la conviertan también en roca. El culpable es Aldous Huxley, y explicaré porqué. Salvando las distancias, Aldous escribió Un mundo feliz cuando era muy joven. Un mundo feliz es una genialidad en el todo, pero podría haber mejorado ciertas partes. Años después de escribir el libro, Aldous quiso hacer una nueva versión, pero al final la dejó exactamente igual a como estaba. No le cambió ni una coma. Y explicó que la dejaba tal cual, porque aunque sabía que al corregirla podía mejorar su obra, también sabía que un Aldous mas viejo podía terminar arruinando la esencia de la obra en si, lo que era genial. Y tenía razón, creo que puedo perdonar los pequeños momentos no tan brillantes de la novela, pero no el cambio de la esencia. Nos hubiéramos perdido de tremenda novela, que es cierto que en esencia es simple pero una genialidad. La hubiera cambiado con palabras mas complicadas y reflexiones intelectualoides, quizá la hubiera complejizado mucho y en esencia todos sabemos que lo genial es simple.

El tiempo que le dedico a la escritura creativa es nulo.

Pero trataremos de cambiar eso.

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