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lunes, 20 de marzo de 2023

Observación remake

Estoy en mi pieza tomando el tereré que me preparé con jugo Clight. El aires está cargado de humedad y calor, como un baño de vapor constante e ininterrumpidamente desde hace días. Extraño el mate, pero no me reconozco capaz de tomar algo caliente con esta temperarura. No me gusta el calor, sin una manera de refrescarme cerca, me siento mareada y con la piel mojada todo el tiempo. La piel de mis piernas se pega al cuero ecológico de la silla. De vez en cuando me muevo y la piel se estira y pellizca. Observo el pronóstico mientras le rezo nuevamente al servicio meteorológico.

El gato vino a echarse cerca de mi. Es peludito, y al menos tengo la suerte de que no es un gato faldero. Está cerca pero no encima. Empezó a mordisquear y chupar una bolsa, pero ya la dejó y se quedó dormido. A unos metros, en el living escucho a Isabella jugando con su amiga Sofi. Nunca trae amigas a casa, me pidieron jugar con la compu, y les dije que jueguen con muñecas y con juguetes. Protestaron un rato, pero ahora las escucho hablar, aunque no están jugando con muñecas, solo hablan despacito y no reconozco palabras. Una lluvia de piezas que caen me confirma que cedieron la idea de utilizar tecnología, y can a usar piezas y sus manos. Isabella parece estar contándole sobre el ajedrez electrónico que está roto y se lo muestra. La propuesta no-tecnológica es ajedrez.

Cerca de mí tengo mucho desorden, un papel enrollado que no sé como llegó ahí, el cargador de otra compu, la carpeta de Isabella sobre mi cama y la calza que me saqué mas temprano. No sé porque todo está tan fuera de su lugar. También la cartuchera de Isa está en el suelo, cerca del gato que continúa durmiendo inmutable. No le importan los ruidos de las nenas, aunque juegan bastante silenciosas ahora, al principio hicieron algo de ruido y huyó corriendo para la pieza, con su paso ligerito y la panza cerca del piso. Luego trajo la bolsa, seguramente esperando que yo juegue con él. Ahora que las nenas vinieron a interrumpir por un rato, él abrió sus ojos y los mantiene como una pequeña ranura, ya no se entrega nuevamente al sueño. Se endereza me mira, entrecierra sus ojos y vuelve a mirarme. Creo que si le sostengo la mirada va a venir a morderme.

De lejos escucho un lavarropa que centrifuga y algún ascensor. Ambas buenas señales. Señales de que tenemos luz luego de varios días de padecimiento.

Me llega un olor que reconozco, pero creo que no es posible en casa. Alguien debe haber encendido un espiral para matar mosquitos. Las nenas vienen y el olor se intensifica, se pusieron off porque vieron un mosquito y ese era el olor fuerte que sentía.

Hace calor, pero no tanto, lo puedo soportar. Estos días fueron de calores intensos y las promesas de lluvias pasaron de largo, como las nubes. El sol se refleja poderoso sobre las paredes del edificio y un gran reflejo me llega por la ventana.

Las nenas se ríen luego de una discusión en la que finalizó el Ajedrez rápida y abruptamente por la comida de la reina de Sofi.

Comienza de nuevo una discusión sobre el siguiente juego. Escucho mas lluvia de piezas, y dados. Propuestas refutadas y otras nuevas que me incluyen.

Siento el gusto ácido y metálico del tereré hecho con jugo artificial y demasiado edulcorante que comienza a molestar ya. No puedo seguir tomando, a pesar del calor bajo la persiana para evitar toda la luz de la resolana y la habitación se oscurece. Se terminó el tiempo libre, he sido invitada a una partida de TEG.

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