¡Gracias por estar acá!

sábado, 20 de mayo de 2023

Ese día que nos casamos

El día que nos casamos el frío había congelado el pasto y las baldosas. Los nervios y el frío son a veces parecidos, hacen temblar el cuerpo. Recuerdo muchos momentos comunes, de emociones comunes a cualquier ser humano que se casa con la persona que ama. La esperanza era uno de los sentimientos predominantes, y ya quería que estuviéramos solos los tres, vos y yo, y la vida que crecía adentro mío. Cuando salimos del civil y fuimos a casa de tus padres, mientras todos se preparaban para sentarse  y comer subimos al segundo piso, y tuve una emoción más grande y fuerte. Era una emoción sobrehumana. Era la emoción de una etapa dolorosa que se cerraba, de recuperación y de finalización de todo lo malo de lo que había pasado en mi vida, de las dificultades  que había pasado, de soledad. Era resiliencia y triunfo. Ya éramos dos, y pronto seríamos tres. No era por el solo hecho de casarnos, era porque si eso posible significaba que ya estaba sanada.

Se fueron el frío y los nervios, y en cambio llegó el calor de un abrazo entre nosotros, y las lágrimas me llenaron los ojos. Sentí que no importaba lo que pasara nunca mas iba a sentir esa soledad, porque todo lo que había impedido la felicidad se estaba terminando, y el nombre de nuestra hija era Victoria.

martes, 9 de mayo de 2023

Donde aprendemos sobre el amor

Esta semana terminé de leer "Golpéate el corazón" de Amelie Nothomb. Me gustó en líneas generales. Hubo momentos reales y sentidos, pero también cosas que me hicieron ruido y no me gustaron tanto. Creo que no pude evitar pensar que nadie recuerda la primera infancia, que esos años de vida tan importantes son una construcción de lo que nos van contando, retazos que juntamos de relatos de nuestros familiares. Sin embargo, en el libro la protagonista parece siempre tener una mirada y comprensión adulta del entorno, aún siendo bebé o niña. 

Me llevó a la pregunta de si el amor maternal es el mas imprescindible de todos, la experiencia amorosa mas completa y necesaria del ser humano, si inclusive cuando es tóxica y dañina es mejor que otra clase de amor. O mas intenso, y entonces no importa quien nos dé amor, porque nada se comparará jamás con un abrazo de mamá. Me pregunto, si esto luego condiciona para siempre la búsqueda de lo mismo, y si, porque este amor fue malo y tóxico solo encontraremos lo mismo durante toda nuestra vida. También me pregunto si se puede sanar al convertirse en madre, aunque sea una tutora, una mujer sin el título oficial de madre de alguien. Encontrar por la vida una hija necesitada de ese amor maternal, y completar así el círculo que sanaría a la madre tóxica. Pienso que dar amor sana, sin duda. Ser madre, sin embargo no sana, solo sana ser consciente de lo que nos hizo mal y no dar lo mismo.

Recordé un sueño que tuve cuando nació mi primera hija, de ya 15 años, pero tan intenso que aún recuerdo los detalles. Les estaba dando una mamadera, la leche era materna y descongelada del freezer, y de pronto, cuando estaba llegando al final, le veía unos gusanos, pero no me daba tiempo de arrebatarle la mamadera y veía como se tragaba esos gusanos ¡Como trabaja el inconsciente que me trae esos recuerdos justo ahora! Y solo ahora lo entiendo.

Muchas preguntas, algunas de ellas movilizadoras. Mas ahora que ya llevo mas de un mes sin hablar con mi mamá,  y años sin llevarnos bien. En algún momento creo que funcionó, nuestra relación fue buena, aunque no estoy segura si funcional. Salí al mundo muy temprano como adulta, ella también necesitó ser adulta, eso se lo reconozco. Ella se convirtió en madre sin quererlo quizá y yo me convertí en su madre cuando era aún una niña. El primer recuerdo de adultez que me viene a la mente fue una tarde en la que me estaba retando, y seguramente yo no estaría respondiendo como ella esperaba, me dijo que se iba a ir. Yo le dije que se fuera, y sin pausa ni mas palabras, agarró sus cosas y se fue.

Me quedé enojada. Recuerdo el enojo y luego el poner las cosas sobre la balanza, y pensar no quiero que se vaya ¡Vayan a buscarla! En ese momento yo también vivía con mis tías, que tendrían20-21 años como máximo. Salieron a buscarla, y cuando la trajeron me dijeron que la habían encontrado en la parada de colectivo a punto de irse. Yo tenía 7 años, lo creí todo por supuesto. De allí en adelante, la técnica les funcionó perfecto, varias veces. En sí diría que fue la base de mi educación. Hay educadores que pegan, educadores que castigan, educadores que hablan, y curiosamente yo crecí pensando que mi madre era de los que hablaban porque rara vez nos levantaba la mano o la voz. Y a mí ni se pasaba por la cabeza desobedecerla, o mentirle. Desobedecerla, me costó mucho y hasta hoy siento que esta entrada es un justificativo de todo mi enojo aunque ya no haya nada que justificar. Hice todo lo que quiso, fui a una buena hija y aún así, siento que agarró sus cosas y se fue.

Nuestra relación nunca tuvo límites claros, ni mucho menos roles claros. Así como a los 7 años yo tenía el  poder en casa de echar a mi madre, o decidir el destino de la familia, también podía hacer que mi madre se enferme. Eso nos los dejaba siempre claro, se portan mal y después yo me enfermo. Y mi mamá cumplía. A ella no le agarraba una gripecita de unos días en cama ¡no! ella terminaba dos semanas en terapia intensiva, o 6 meses internada, y luego siempre nos recordaba que debíamos portarnos bien o iba a volver a suceder. Y no creo que fuera su culpa tener la salud frágil, ni que lo hiciera a propósito, pero el problema era después hacernos creer que eso era así, que todo eso que había pasado era nuestra culpa, y teníamos un poder de decisión y ¡un poder tremendo! Mi mamá no era la única que lo decía. Un día también mi abuelo cargado de impotencia nos lo recriminó. Estábamos peleando con mi hermana cuando cansado y furioso nos  dijo que mamá estaba enferma por nuestra culpa y nuestras peleas.

Yo entiendo que las personas no tienen una preparación para hablar con niños, ni tacto para contener niños. Hay cosas que no se enseñan en ninguna parte. Y honestamente ya todo eso ya quedó atrás. Yo entiendo que son errores que en su momento dejaron heridas e influyeron en muchas cosas, pero ahora luego de años y de hacerlo consiente y poderlo ver, puedo cambiar el dolor en aprendizaje y sobre todas las cosas no cometer los mismos errores en generaciones venideras.

Los niños son niños, no piden venir, no son culpables de nada y no tienen ningún poder de decisión que haga que la familia tambalee o cambie el rumbo.

Hay días que me siento triste. Triste de pensar en la relación que fue por momentos, y en las cosas que pasamos. Pienso que hubo amor del bueno por momentos. Y luego mucho amor del malo, del tóxico, del hacerse daño y las recriminaciones y pases de factura. Sé que no debería llamarlo amor, pero ¿Dónde aprendemos sobre el amor? El amor es a veces como un dolor punzante, de una uña que se agarra porque no te quiere soltar. O abrazo demasiado fuerte. Un cuerpo caliente un día de verano. Demasiado cerca. Respira y se acaba todo el aire y te deja sin nada para respirar.

Pienso que ella está tan enferma que me duele verla así. Y eso es amor que duele. Pensé que era eso. Pero no. Fue siempre así y solo ahora lo veo, nunca hubo un límite, nunca dejamos de ser la misma persona, una unidad. Por eso jamás creí que hubiera conflictos que no pudiéramos resolver. Que si había conflictos y sufrimiento, igual íbamos a seguir adelante sin importar el daño que nos hiciera.

No se puede elegir el amor que recibimos, pero a la larga, sí el que damos.

¡Ah! De paso, no me gustó tanto el libro la verdad.

jueves, 4 de mayo de 2023

Que la fuerza los acompañe

Solo eso, antes que termine este día...


Esto es muy nerd, y para nerds.


 Eso...


Hace muchos años, en una tierra muy muy lejana ;-)

Related Posts with Thumbnails