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sábado, 18 de noviembre de 2023

#MedamiedoMilei

Acá estoy solo tratando de describir el estado actual de cosas. Muy nerviosa, muy preocupada así que pido de antemano disculpas por las desprolijidades que voy a cometer. Escribo porque todavía no me decidí a salir a correr, está demasiado soleado quizá. Escribo porque quiero soltar un rato ese rectángulo de nerviosismo con la pantalla medio quebrada. El celular no me deja y, contrario a lo que sucede otras veces, no me calma, no me distrae, sino que me pone mas en el tema que hace días me tiene apretando los dientes mientras duermo o apenas me distraigo.

Ya el jueves al medio día pensé "Que nerviosa me siento". No me había dado cuenta hasta que mi corazón empezó a acelerar, y respiraba rápido, y de pronto no di mas y lloré un rato. Después hice lo que nunca, me compré un mantecol y me comí la mitad. Un poco bajó mi ansiedad quedó como aplacada por un rato. El viernes volví a comer muy mal, y a la noche me fui a acostar un dolor de estómago insoportable.

Siento que no doy mas, mi cabeza está en el futuro completamente, trato de decirle "basta". Lo que tenga que llegar va a llegar igual, lo que tenga que afrontar, lo voy a tener que afrontar y no vale la pena estar pensando de antemano en que va a pasar.

Es una situación que me excede, me enciende, y me saca toda la energía para hacer otras cosas. Me agota, me identifico agotada, mental y físicamente. Si alrededor pasa algo mas que el silencio absoluto, ya enseguida me siento demandada, pero porque mi cerebro está completamente tomado por estos pensamientos.

Como si pudiera, con el solo hecho de pensar en eso, cambiar algo de la situación futura. No estoy acá en este momento. Pienso en el lunes o el martes, pienso en diciembre y aún así, no puedo planear ni decidir. Me quedé paralizada.

Y no es que sea una fanática de la política. No, al contrario ningún partido me saca el sueño, no tengo una preferencia, a veces escucho algunos referentes y pienso igual o diferente, no importa realmente. No me caso con los políticos, pero sí tengo mis ideas políticas claras.

Y no es que mi trabajo vaya a cambiar si gana uno u otro, o acaso mi situación económica. No veo relación directa con lo que pueda llegar a convenirme económicamente. Pero me preocupa el entorno. Claramente no se puede vivir feliz plenamente cuando todo alrededor es tristeza, miseria y caos.

Y voy hacia el ejemplo contrario, un momento lindo y pleno del año pasado cuando Argentina ganó el mundial. Fue gratificante salir y ver la gente feliz en la calle. No era solo por la enorme multitud cantando, extasiados de felicidad, festejando sin parar. Era ir al super a comprar y ver a todos con una sonrisa, la gente en la fila amable, la gente feliz es mejor gente. Daban su turno al otro, cedían el asiento, hablaban con respeto y alegría, y eso me hacía bien también. Era una retroalimentación de felicidad continua. Es decir, que mas allá de mi situación económica y laboral, pienso también en el resto, en los que comparten la sociedad conmigo, y sé que en última instancia eso es también pensar otra vez en mí.

Porque no hay mejor felicidad, que la felicidad compartida.

Sé que hay gente que tampoco le interesa estar mejor, que hacen esto para que otro no esté bien, para alzarse sobre los demás y solo así alcanzan la felicidad, mostrando lo que ellos tienen y otros no, pero realmente no me importan mucho, me da lástima por ellos en realidad. Me apena que no puedan disfrutar de la plena felicidad colectiva.

Necesito sentirme un poco mas relajada hoy, claramente. Quiero estar como los resignados, o como los que les da los mismo. Pero no puedo, hubiera preferido cualquier otros escenario final en vez de este escenario final que tendremos mañana.

Y me viene a la cabeza, hoy ya varias veces, ese capítulo final de 1984, cuando Winston Smith está en el bar mirando las noticias  la policía del pensamiento le lavó la cabeza, arrebatándole completamente la voluntad y el deseo por disfrutar. Smith se siente nervioso, ya no recuerdo porqué, y sus emociones pertenecen al gran hermano.

No quiero estar así, porque siendo honesta ni uno ni otro es la panacea de la política, y nadie nos va a salvar de las dificultades que se vendrán en el 2024 ¡Lo sé! Pero sucede que uno de los candidatos pisotea permanentemente los valores mas básicos de la democracia y la vida en sociedad. Ni quiero hablar de él, porque ya me asquea, y pienso permanentemente "no puede pasar", me pone muy mal pensar que este hombre presida mi Argentina. En todos los años que llevo votando y viviendo en este país, solo una vez me sentí así de nerviosa y angustiada por mi patria. Era mediados de Diciembre del 2001.

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