Las mujeres modernas

Con respecto a la entrada publicada en el día internacional de la mujer Samanta escribió otra muy interesante y que me hizo reflexionar (para variar).

Hace un tiempo me reía sola mirando en una revista una nota en tapa sobre las mujeres modernas. En la tapa se veía una espléndida mujer con un bebé de un año en brazos, una laptop, una apariencia de ejecutiva perfecta, un pelo teñido desde la raíz y las uñas arregladas. En el vidrio de el puesto de diarios me reflejaba yo: con lo primero que había encontrado en el placard a la mañana que solo por cuestiones de azar combinaba, la cara lavada, las raíces que habían ganado su batalla (ahora ya volví a usar mi color de pelo), las ojeras por el piso… Eso si ¡Con Laptop! Y pensé ¿Qué nos están tratando de vender a nosotras las chicas liberadas? ¿Acaso tendríamos que poder ser así? O será que nos encontramos corriendo una carrera tras una zanahoria inalcanzable, a costa de nuestras ganas de correrla y a costa de nuestra salud.

Por eso me gustó el libro de Pinkola Estés, porque no te dice “tenés que ser así” o asá, te invita a que te puedas sentir cómoda siendo vos misma mas allá de la moda de la época y sin necesidad de la enajenación total de contradecirla. Toda la vida te dijeron cosas como verdades absolutas y en parte mamaste en tu casa, y en parte te taladraron por los medios, pero la verdadera liberación no significa ser iguales a los hombres, porque no lo somos. Tampoco significa que les discutamos como iguales o que discutamos por que si o que simplemente hagamos todo lo contrario a lo que nos piden, porque eso tampoco sería ser libres. Ser libre significa ser nosotras mismas, si nos agrada salir a trabajar, poder hacerlo, si queremos tener hijos tenerlos, y si no queremos ¡Pues también! Y si no tenemos ganas de luchar contra la gravedad, tirarnos simplemente a comer un delicioso helado de chocolate y dulce de leche sin que nadie se sienta con derecho a decirnos “larga el postre”. Significa que no somos inferiores, ni objetos de colección. Hoy a los machistas resentidos, les quiero decir que no queremos ser iguales a ellos, ni mejores, no estamos compitiendo (No teman a la Mujer Salvaje ;-). Somos diferentes, tenemos otras virtudes y estamos a su lado.
También es cierto que Samanta y yo vivimos en países con culturas muy diferentes. Ella vive en Europa, donde evidentemente el feminismo lleva instaurados muchos mas años que en Latino América y ha seguido otros caminos. Acá algunas veces pareciera que el feminismo consiste en que la mujer sea una presa mas sencilla para el sistema.
Por ejemplo acá te venden que una mujer que tuvo a su bebé hace 45 días debe volver al trabajo. Y si vuelve sin llorar sin lamentarse, sin extrañar es una mujer práctica e inteligente y por supuesto “moderna”, porque entendió que su bebé de 45 días necesita socializar sino será un uraño introvertido toda su vida. En Europa en cambio, las mujeres gozan de otra licencia al ser madre, no quiero entrar en detalles porque no estoy segura de los tiempos pero tengo entendido que son mas prolongados.
Acá te muestran que una mujer moderna es esa que no le produce pudor mostrar el tujes por facebook o por la tele. Y por otro lado siguen vendiendo la idea de mujer cosa, y si antes la mujer valía lo mismo que un pedazo de carne, ahora vale menos porque la carne de vaca está muy cara. Solo mirás cinco segundos de tele, o la actitud de los flacos en los boliches, inclusive me pareció muy ilustrativa esta entrada al respecto de lo valorizadas que nos sentimos las mujeres Argentinas.
Me parece que el feminismo siguió otros caminos por allá, y por nada del mundo menosprecio a mi país. Sucede que algunas cosas están tomando un rumbo muy contrario al de nuestras abuelas, pero no por eso menos esclavizante.
Lo que presenta el autor es en realidad otro esteriotipo de mujer. Y despues de todo los estereotipos son enajenantes.

Después de todo, no por hacer todo lo contrario se llega a mejor camino.