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viernes, 11 de febrero de 2011

Vendiendo fósforos: Vivimos equivocados

La vendedora de fósforos descubre que nadie quiere comprarle los fósforos y en medio del frío desesperante comienza a prenderlos uno tras otro, pensando que solo así permanecerá con vida. Pero... ¿Cuánto calor puede dar un fósforo en medio de una noche nevada y con hielo alrededor? No suficiente para no morir, pero si al menos le dará un poco de luz y fantasía para permanecer unos segundos mas en el planeta Tierra.
Esta es hoy es la sociedad humana.
Sin recursos intelectuales ni psíquicos duraderos los humanos prenden uno tras otro sus fósforos y luchan por no morir de su alma vacía.
Tendría que ser su propio calor que los mantenga con vida, pero han priorizado otras cosas que no son justamente mantenerse caliente. No se han preocupado por la cultura, la niñés o la educación lo suficiente, no han evolucionado ser menos egoístas o mas ocupados por el prójimo.

Allí está la cajita de fósforos. Adentro tiene la promesa de una buena vida. De autos, de viajes, de casas en todos lados, de éxitos que solo alimental al ego y no al espíritu. A eso venimos al mundo, el resto es perdida de tiempo, y el tiempo hay que cuidarlo mucho, nada de desperdiciarlo en mirar un atardecer o leer un libro, bailar solo por placer, mirar a las estrellas preguntándonos si estamos solos e imaginar mundos paralelos y crear ¡No! Esas cosas no producen, y la gente que no hace cosas productivas y tiene mucho tiempo libre, y por lo tanto no sirve, no es bien vista por los otros.

Los humanos conocen de muchas cosas, pero no son sabios.
La humanidad prende un fósforo y zaz!Las mujeres no creen en la belleza de su cuerpo, porque tiene aquel rollito, aquella celulitis, porque no tiene las tetas así o asa... Pero no se da cuenta que esos cuerpos que ven en las fotos no existen, son invenciones digitalizadas y perfeccionadas de otro cuerpo que ha tenido que ser sometido a operaciones dolorosas, riesgosas y mutilado por el imaginario colectivo. No se da cuenta que sus "imperfectas tetas" podrían alimentar y dar consuelo a bebé durante varios meses sin necesidad de gastar un solo centavo en estúpidas e inferiores marcas de leche. La mujer no se da cuenta que su cuerpo es un campo de satisfacción erógena mucho mayor que el cuerpo del varón, porque nos enseñaron que el cuerpo hay que padecerlo que las mujeres nacimos para sufrir. Y mucho menos podemos disfrutarlo si pesamos X kilos o medimos X centímetros en ciertas partes... Nos atraviesan el cráneo con
estúpidos pájaros carpinteros que nos deben hacer sentir infelices.
Y prendemos otro fósforo ¡Otra vez! Y los hombres ya no confían en su virilidad y de a poco sin quererlo también necesitan de una pastillita para sentir placer, para confiar en que todo va a salir bien. Hacer el amor es una pérdida de tiempo ¿Cómo podrías perder esas horas de sueño si al otro día hay que producir cosas de verdad importantes? Ya no se hace el amor por placer, sino por alimentar el ego ¿Cuántas veces y cuantas mujeres tienes significa cuán macho eres?
Somos tan tontos! Tan enceguecidos por el brillo de un oro falso, que no nos damos cuenta que nos están dejando pobres, porque las riquezas no están a nuestro alrededor, están EN NOSOTROS. Nadie se lleva nuestra riqueza, solo la van diezmando y convenciéndonos que necesitamos de todas esas cosas. Nos van vaciando de valor y vamos a buscarlo afuera, ahí a la pastillita, a la teta de plástico, a la imagen hueca y a las drogas de toda clase. Esta es la cultura de consumir, y comprar ilusiones falsas y temporarias y tomar antidepresivos cuando ese bienestar se esfuma.
Como la vendedora de fósforos, la humanidad se va quedando vacía y sin recursos emocionales para revertir la situación y de pronto sueña con una habitación llena de gente y un árbol de navidad. Una navidad sin el sentido de consumo, solo con la sensación de estar en familia, de estar con gente amada con gente que se preocupa por ella.
Y humanidad siente el calor de su último fósforo.
Pero no es real porque el fuego se termina pronto.
Ese fuego no proviene de ella misma, de algo verdadero y entonces cierra los ojos y finalmente muere.

5 comentarios:

  1. Vaya... La verdad, Carolina, es que me encanta visitar tu blog por los temas que tratas últimamente. Se nota que estás especialmente perceptiva, reflexiva, que sigues abriendo paso a ese río interior, despejando espacios, desanudando tiempos. Me gusta mucho. Adelante.

    Lo que comentas hoy es muy cierto. Ya sabes, estamos en la época de tanto tienes, tanto vales; tanto vales, tanto eres. Muy lejos de valorar a las personas por lo que son, por lo que hablan sus hechos. Pero es que, ¿acaso están quedando valores? Soy profesora (de momento), y lo que veo en las aulas son chavales desilusionados que nunca conocieron la ilusión. Están desmotivados para todo, menos para destrozarse y destrozar un poco más. Acuden al colegio, o al instituto, desde una casa literalmente vacía, y se les nota hambrientos del calor de un hogar, sedientos de alguien que les diga lo que vale la pena y lo que no, lo que está bien y lo que está mal, por dónde ir, cómo obrar. Y están enfadados por todo ello. Pero no lo saben. Tampoco sus padres están mucho mejor, obligados a trabajar los dos un montón de horas fuera de casa. Y luego, lo que dices, nos van robando la riqueza interior y nos hacen empeñarla con baratijas: bienes materiales en los que cristaliza todo el tiempo que nos robaron, y así de frágiles. Y de ahí, la angustia de perder lo que conseguimos. Si nos centrásemos en cultivarnos a nosotros mismos, comprobaríamos que eso es lo que no se puede arrebatar ni perder. Y viviríamos más tranquilos, más felices, más satisfechos. Igual como si en lugar de intentar dominar la Naturaleza, viviésemos en armonía con ella, sentiríamos cómo refuerza el espíritu y conforta este cuerpo nacido de la Madre Tierra. No somos muy diferentes de una flor, una pasa, o una roca...
    Como dijo Sitting Bull en cierta ocasión: "Alguna vez el hombre blanco se dará cuenta de que la solución a sus problemas está en nuestras formas de vida más simples. El día que se queme el último árbol, se seque el último río, y se mate el último venado, el hombre se dará cuenta que el dinero no es comestible."

    un abrazo !!

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  2. Hola Sam! Espero que ese día no llegue nunca. Hay que abrirle la cabeza a la gente, a veces parece que ni a martillazos se podría. Este es un texto triste y es que a veces la genmte necesita algo así para comenzar a preguntarse de que miercoles está hablando esta loca?
    De a poco me siento mejor, soy naturalmente reflexiva pero ahora estoy consiguiendo escribir sobre mis reflexiones.
    Este blog ya lleva u año y recién ahora empiezo a poner las cosas que quiero donde quiero, y comienzo a escribir lo que me apetece. También hay cosas que quiero escribir pero no son para este blog, para ellas haría un blog aún mas anónimo que este.
    Besos desde Argentina!

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  3. Carolina, un deleite leerte y más ultimamente, que bueno que puedas expresarte así traves de las palabras. Un texto triste pero con mucha luz!!

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  4. Ummh.. I like the way that sounds. ¿ Qué tipo de cosas ?

    Hablamos. Besos, Carolina.

    Samanta (buaa... no me gusta Sam)

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  5. Hola chicas!!
    Samanta te veo conectada en el planetita, jajaja sos de Barcelona/cataluña?
    Me gustaría escribir sobre cosas mas de mi vida, no he hecho nada de lo que tenga que avergonzarme pero igual es parte de la vida privada y como hay lectores que me conocen en el mundo real, no escribo sobre esas cosas.
    Es raro, no? Le contaría a desconocidos lo que no le contaría a gente que me conoce... es medio loco.
    Lia, que bueno que te deleite leerme, gracias por tus mensajitos, espero que ambas sigan pasando por aqui,
    un besito gigante y un abrazote

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