Reflexiones sobre el calor

En estos días estaremos manejando conceptos como “alerta naranja” “amarilla” etc siempre refiriéndose a la probabilidad de morir por un golpe de calor.
A mi me da gracia como los diarios dice espantados que hacen 37° o 38° hablando siempre de las temperaturas de Buenos Aires cuando hay sectores del planeta y del país que manejan esas temperaturas desde siempre, y que ahora están cerca de los 50°C ¡Eso si que es caluroso!
Todos hablan sobre el calor y te muestras a gente sudando o refrescándose de diferentes maneras y JAMAS va a faltar el periodista (&%#%”#%”) que acerque el micrófono a un transeúnte cualquiera y pregunte ”¿Cómo se las arregla con el calor?” y luego de eso se trate 20 minutos de nota sobre el calor que hace en Buenos Aires, cocinan huevos fritos en la calle y preguntas bobas.
Y como no he tenido la suerte de cruzarme con uno de esos periodistas como para chantarle mi respuesta en la cara, la escribo aquí:
La pregunta un tanto más inteligente sería: ¿Porqué hace este calor? Y la respuesta (temible!) todos la sabemos: es por el calentamiento global producido por el agujero en la capa de ozono y la acumulación de gases provenientes de las industrias que no deja que EL Planeta Tierra pierda calor.
Todos los días hay consecuencias visibles medibles y molestas de eso: usted que tiene calor, el aumento de lluvias que hace que la gente se quede sin sus casas, que hace que la gente se muera en aludes, que hace que se pierdan cocechas y se mueran las vacas flacas y sedientes de nuestra otrora pampa húmeda.
Curiosamente hace poco tiempo me he visto envuelta en una discusión sobre la Ecología vs Economía donde alguien argumentaba que no hay progreso sin destruir el medio ambiente… bueh…
“Depende a lo que se le llame progreso” dije yo.
Con esto trato de mostrar que yo no vivo en una isla y fuera del sistema, simplemente lo que está considerado progreso, en verdad no lo es.
Me animo a arriesgas hasta asegurar y firmo en donde sea que por el cambio climático los Argentinos estamos perdiendo todos los días millones y millones en economía. Pierden los grandes productores de verduras que no soportan las inundaciones luego de las sequías, pierden las pequeñas familias que se quedan sin nada en las inundaciones cada vez mas frecuentes.
Solo me espera dejar un pensamiento para nada optimista al respecto de nuestra situación actual: ¿Podremos comer carne y verduras en invierno? ¿Podremos sentarnos al borde de un río sin temer que el suelo desgastado se desprenda y se una con tierra y piedras para venir a buscarnos? ¿Habrá carne y verduras este invierno para alimentar a nuestros hijos, en el ex granero del mundo?
Señores periodistas sigan preguntando “¿Cómo se las arregla con el calor?”.
Hoy encontré esta frase en internet: La primera generación planta los árboles, pero es la segunda la que goza de la sombra.
Y esta es mi versión: La primera generación tala los árboles, pero es la segunda la que sufre sus consecuencias.