Así me siento hoy.
Sin duda los capítulos que más me movilizaron de Mujeres que corren con los lobos fueron el de Barba Azul, el del cuento de Piel de foca, piel del alma y La llorona. Definitivamente los últimos dos muy relacionados y el último en particular me viene movilizando de manera tal que a veces prefiero cerrar el libro y dejarlo un ratito, como para que la cosa se enfríe.
Pero no se enfría.
Cada palabra de este último capitulo me da de patadas, cada frase digo “ahhhhhh si!!!!! Eso es lo que me pasa!!” y es que no me di cuenta que vengo haciendo pila de cosas que no me sirven y me dejan agotada. Se describe tan bien mi estado de ánimo que al menos pienso que debe ser un factor muy común entre las mujeres este de sentirse agotada y hasta como enferma.
Yo siempre trabajé y estudié, y hubo una época que llegué a dormir cuatro o tres horas para poder recibirme y trabajar, pero JAMÁS NUNCA sentí tal agotamiento y necesidad de dormir como ahora y vengo a leer este libro y describe lo que me pasa y porqué me pasa y siento que tiene toda la razón del mundo. Tengo 31, pero me siento de 85 ¡No puede ser!
Siempre escuché decir a mi mamá que se puede un poco mas y siempre lo creí. Cuando estaba cansada decía “un poco más, siempre se puede un poco más…” y lo hacía. Ahora me pregunto si está bien poder un poco más, y me empiezo a preguntar si no es hora de reconocer que hay cosas que deben cambiarse radicalmente en mi vida.
Y fíjense que no hablo de vacaciones, hablo de un CAMBIO ¿Porqué? Por un lado porque una vez leí en un libro muy excintencialista que no hay que esperar a las vacaciones para vivir 15 días al año. Era un libro de Irvin Yalom (y me encanta Irvin Yalom!!!) y era un relato en que ex enfermos de cáncer participaban de un grupo de autoayuda. Por otro lado Pinkola Estés sostiene que muchas mujeres tienen la fantasía que al tener varios días seguidos libres tendrán la posibilidad de sentarse a ser creativas, pero en ese momento descubren que les es imposible hacerlo por que la creatividad es como un río que necesita ser mantenido limpio y sin desechos para que pueda fluir y eso es imposible si nuestras energías están puestas en cosas que no nos sirven , no nos agradan y nos terminan por agotar.
Ayyyyy! Que interesante esa mirada de la creatividad como un río. El libro de Pinkola Estés lo tengo pendiente!
ResponderEliminarNos estamos leyendo... Geral
Es un muy buen libro ;-)Y lo mejor es que creo que es un libro que no se termina nunca.
ResponderEliminarsaluditos
Claro que no, Carolina. Claro que no es bueno poder siempre ir un poco más allá del propio límite. De hecho, diría que no hay que ir forzando el límite... Pero claro, como tú ya decías en otra entrada, aquel que se sienta en un banco en el parque, o mejor aún, sobre la hierba del parque, o mejor, en la falda de la montaña, a leer un libro, o a escribir sus cosas, o aquella otra que se deleita horneando bizcocho en la cocina de su casa, o plantando calabacines, o pintando una cerámica, todos aquellos seres creativos y contemplativos son socialmente considerados unos vagos. ¿Por qué? Porque vivimos en una sociedad productiva, industrializada, hay que producir para acto seguido consumir, generar para tener qué gastar, etc. y aquellos pocos seres felices que conservan el sentido de la Vida en su interior, ¡mira tú!, se les considera unos buenos para nada. Y así va el mundo, porque por estas mediciones se rige. Pero no hay que hacer caso, sino tener fe y creer en la Vida. La Vida siempre se abre camino, y los que seguimos sus dictados, escuchamos nuestro espíritu, y crecemos a semejanza suya, saldremos adelante.
ResponderEliminarun abrazo,